¿Qué son las funciones ejecutivas?
Las funciones ejecutivas (FFEE, en
adelante) se definen como un conjunto de capacidades cognitivas interrelacionadas
que incluyen una o más de los siguientes aspectos: a) control atencional, b)
planificación/establecimiento de metas y resolución de problemas, c)
flexibilidad cognitiva de pensamiento y de acción, d) formación y abstracción
de conceptos, e) procesamiento de la información y f) cognición social (Anderson, 2002;
Anderson, Anderson, Northam, Jacobs y Catropa, 2001). Estas son las que
diferencian al adulto de un niño y son las responsables de que puedan tomar
decisiones más acertadas y planificadas y, en definitiva llevar a cabo una
conducta propositiva a la vez que estas funciones van madurando. Las funciones ejecutivas
en el cerebro adulto se localizan en las áreas prefrontales de nuestro cerebro.
No obstante, en el niño inicialmente necesitan múltiples áreas no sólo
frontales, sino también extrafrontales para desarrollarse adecuadamente
mientras se van especializando y localizando a lo largo del crecimiento
neurobiológico.
La afectación de las FFEE produce
déficits cognitivos, sociales y conductuales que repercuten en la independencia
y autonomía de las actividades de la vida diaria (Goldenberg, Oder, Spatt y
Podreka, 1992).
¿Cómo se desarrollan las funciones
ejecutivas?
Las FFEE se empiezan a desarrollar
en el primer año de vida y continúan desarrollándose hasta la adolescencia
tardía y la primera juventud. Por esto, en la mayoría de los casos, la disfunción
ejecutiva en niños con problemas en estas áreas (TDAH, Traumatismos
Cranioencefálicos, Síndrome Tourette, etc.)
no se hace evidente hasta muchos
años después. Esto pone de manifiesto,
la importancia del lóbulo frontal en el control de las funciones ejecutivas y
la vulnerabilidad de éste ante algunos problemas de origen neurobiológico.
Es difícil interpretar el desarrollo
cerebral en la infancia debido, no solo, a las inconsistencias en la definición
y operativización del constructo de función ejecutiva, sino además por el
rápido desarrollo de éstas en la etapa infantil (Welsh y Pennington, 1988).
Kelly (2000) describió diferentes ritmos de desarrollo de las funciones
ejecutivas en la infancia. Según este autor, entre los 9 y 13 se desarrollan
aspectos relacionados con la planificación y el uso de estrategias, mientras
que la capacidad de coordinación y organización motora y la formación de
conceptos verbales se desarrollan plenamente entre los 7 a los 11 años. Los procesos
de fluencia y velocidad de respuesta se desarrollan entre los 7 y los 13 años.
Por otro lado, los procesos
cognitivos que conforman la función ejecutiva maduran y se van desarrollando ritmos
diferentes de manera específica (Anderson, 2002). Los procesos de atención y la
velocidad de procesamiento se desarrollan en la adolescencia, con un rápido
desarrollo entorno a los 7-9 años y a los 15 años. La flexibilidad cognitiva y
monitorización se adquieren en la infancia tardía y la adolescencia
temprana. El último proceso en finalizar
su desarrollo es el establecimiento de objetivos, entre los 11 y 12 años de
edad. Los procesos de atención se desarrollan durante la infancia, mientras que
el procesamiento de la información, la capacidad para establecer metas y
objetivos y la flexibilidad cognitiva maduran hacia los 12 años de edad. La
mayoría de éstos procesos no se adquieren hasta la adolescencia y la edad
adulta.
¿Cómo podemos ayudar a nuestros
hijos/alumnos con dificultades en el funcionamiento ejecutivo a ser más
autónomos en sus aprendizajes?
En el control de la Atención
Dawson and Guare (2004) así como
Ylvisaker y Feeney (2002) han descrito varias estrategias con el objetivo de
rehabilitar los déficit de atención en la infancia. La eficacia de estos
enfoques no ha sido evaluada. Dawson y Guare (2004) sugieren pautas de
modificación del entorno para mejorar el nivel de atención, así como para
mejorar la capacidad de control de la inhibición de respuesta en la escuela:
Estrategias para mejorar la
atención:
·
Enseñar al niño a tomar consciencia de los tiempos de
inicio y finalización de una tarea para aumentar la persistencia en el trabajo
·
Dividir las tareas en subtareas y permitir un tiempo de
descanso después de la realización de casa subtarea
·
Asegurarse y señalar a los alumnos cuando deben estar
atentos
·
Enseñar a nuestros hijos o los alumnos cuáles son sus
limitaciones de atención, de modo que puedan regular y controlar los descansos
entre tareas
·
Ayudar a diseñar un plan de trabajo a la hora de ponerse
a hacer deberes
·
Enseñar a que tomen consciencia de qué aspectos o
estímulos les ayudan a mantenerse motivados para mantener la atención
·
Transferir poco a poco la responsabilidad al niño para
incentivar la autonomía
Estrategias para aumentar la
inhibición de respuesta:
·
Hablar con nuestro hijo sobre las conductas de
impulsividad que presenta
·
Intentar buscar una conducta sustitutiva
·
Utilizar estrategias que refuercen la utilización y
puesta en práctica de la conducta sustitutiva
·
Incrementar la supervisión
·
Ignorar la conducta impulsiva y reforzar la conducta
sustitutiva
·
Utilizar poco a poco el refuerzo intermitente y disminuir
la supervisión
En la planificación/establecimiento de
metas
Dawson y Guare (2004) proponen para
trabajar los problemas de planificación las siguientes pautas
1.
Realizar programas o planificaciones horarias,
2.
Dividir y fragmentar las tareas o proyectos largos en
tareas más cortas,
3.
Asignar una fecha para la entrega
4.
Realizar preguntas al niño con el objetivo de hacerle
pensar que pasos son los necesarios para realizar la tarea (por., ej: ¿Por
dónde empezarás la tarea?,¿qué pasos es mejor seguir?, ¿Cuánto tiempo estimas
que vas a tardar?).
Por otro lado, para trabajar las
dificultades de organización, un elemento fundamental es el uso de esquemas de
organización, mapas conceptuales, resúmenes, etc. como sistema para organizar
las actividades escolares. Por ejemplo, otras estrategias para ayudar a la
organización podrían ser el uso de carpetas de diferentes colores con el fin de
identificar qué trabajos son los que faltan por finalizar y aquellos que ya se
han realizado. Para instaurar el uso de este tipo de estrategias, es importante
la supervisión externa y reforzar positivamente su utilización. Una vez, el
niño ha adquirido correctamente una estrategia, el siguiente paso es introducir
otro tipo de ayudas con el fin que sepa organizarse correctamente, así mismo la
supervisión ira diluyéndose y se introducirá el refuerzo intermitente.
Marta Sanz Palau
Neuropsicòloga
Col. num. 21329